viernes, 2 de diciembre de 2011

¿Ciudad?

Nos gusta pensar en la "Ciudad" como causa y efecto al mismo tiempo. Como un ser vivo pensante que debe procurarse, atenderse y comprenderse; un ser vivo cuya evolución esta ligada FORZOSAMENTE a la de sus habitantes, estableciendo una perfecta simbiosis entre ambos. 

Entendiéndola como un espacio habitable, la arquitectura y todo lo relacionado directa o indirectamente a ella (las artes, tecnología, psicología, sociología, una visión crítica y analítica, etc.) debe ser un motor catártico que genere y provoque dar un paso hacia el entendimiento y bienestar común, es decir, una evolución del inconsciente colectivo que propicie que la sociedad se reinvente a si misma y por inercia propia, reinvente su contexto. 

Esta concepción si bien me satisface y funciona en papel, presenta contradicciones y frustraciones que tienen que ver con la misma naturaleza del ser humano; es decir, esos mismos habitantes que DEBEN propiciar la evolución de su entorno según las necesidades colectivas y del momento socio-cultural-económico que se vive, son  quienes se olvidan de que son parte de un conglomerado, de un organismo que necesita estar saludable en todos los sentidos, y así como así, desdeñan el bien común para adoptar una postura individualista, egoísta. 

Entonces, si bien la ciudad es un espacio tangible, un escenario para el intercambio de interacciones y dinámicas humanas, existen fuerzas sociales y políticas que la rigen.   Estas fuerzas no son mesurables y mucho menos controlables, y siempre van a trabajar o a fluctuar de manera inesperada, interviniendo directamente con el proceso natural del ciclo de vida de una ciudad. 

¿Esto a qué nos lleva? A pesar de que uno se puede acercar a una definición genérica para el concepto de “ciudad”, las geografías, contextos y realidades de cada una son únicos  y están supeditados a variables contundentes como son: La demografía, marco histórico-cultural de sus habitantes, grupos sociales, nivel de preparación y/o educación, acceso y distribución de los recursos, productividad industrial, entre muchas otras. 

Asi llegamos a la triste realidad, de que en casos como el de la Ciudad de México, su progreso y su evolución (en el amplio sentido de la palabra) muchas veces es menguado o "monopolizado" por grupos sociales y/o sindicatos que se conforman con promesas de campañas políticas, o bien, por aquellos que tienen el "don" de buscar su propio beneficio a través del "oportunismo político".


Sin ahondar en el caso particular de la Ciudad de México (tema que trataremos de abordar en retrospectiva en artículos subsecuentes) podemos decir que es correcto y lógico pensar que no se puede llegar a una definición ultima de "Ciudad", sólo se puede llegar a una definición genérica que englobe las características principales. En lo general, cada ciudad tiene sus propias dinámicas, su problemática y su propia realidad, por ende, puede haber tantas definiciones de "ciudad" como ciudades o entornos urbanos existan. Cada persona debe definirse a si misma ¿qué es una ciudad para ellos? ¿en qué clase de ciudad quieren vivir?



viernes, 25 de marzo de 2011

Focos de Estrés Urbano

La Secretaria de Transporte y Vialidad del D.F. (SETRAVI) publicó los 20 puntos más conflictivos de la Ciudad de México, tomando en cuenta sólo aquellos causados directamente por el comercio ambulante y el transporte público (Metro y Paraderos de Autobuses).

Qué bueno que no incluyeron los causados por los flujos mal resueltos de las vialidades, pésima señalización y sus obras públicas. Ah, y las causadas por el estrés que generan todas las anteriores.




martes, 1 de febrero de 2011

120 Segundos en el D.F.

Por  César Vázquez D.
Caminaba por la calle de Madero, una de las principales calles cerradas al tráfico de la Ciudad de México y me llamo la atención una serie de pequeñas marcas rectangulares sobre el piso amarillento de la calle, más adelante me encontré con la respuesta a estas manchas, un grupo de diez personas entre hombres y mujeres habían cercado un pequeño perímetro en donde trabajaban de manera coordinada. Sí, ellos eran los encargados de limpiar la calle peatonal más importante del Centro de la Ciudad de México de los miles de chicles que aparecían por doquier. El procedimiento de limpieza consiste en utilizar una especie de aspiradora del tamaño de un bote de basura cilíndrico mediano con una manguera, un pequeño tubo (tipo Karcher) y en la punta un dispositivo que hace las veces de cepillo giratorio con un poco de agua caliente y químicos (en enero del 2009 el Gobierno del DF compró 10 máquinas y pago en total 50 mil dólares), una segunda persona con una aspiradora para agua quita el líquido utilizado por la máquina, mientras que una tercera persona recoge los fragmentos de chicle, para depositarlos en un bote de basura, así se produce entonces la pequeña marca limpia que arriba les comenté. Luego de observar por unos momentos tome el tiempo que les llevaba limpiar un chicle y este fue de 120 segundos, poco tiempo para quitar un chicle, pero ¿cuánto para quitar miles? y si tomamos en cuenta que cuesta $2.50 limpiar un chicle hagan cuentas de cuanto se paga por limpiar miles de chicles aplastados en banquetas y calles de ciudad.
Me acerque y comencé a platicar con uno de los trabajadores después de un rato, me dijo “¿son muchos no? a lo que conteste afirmativamente, luego me confió, lo más grave es que no son los niños los que tiran los chicles, son los adultos, son ellos los que les dan el mal ejemplo a los niños. También me dijo que policías habían sorprendido recientemente a una muchacha embarazada tirando un chicle y que la iban a multar por haberlo tirado, estuvo llorando amargamente, la gente la apoyo y finalmente la soltaron. Sin embargo, en la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal y su Reglamento en el artículo 26 Fracción III menciona que se sancionará por arrojar, tirar o abandonar en vía pública animales muertos, desechos, objetos o sustancias, y en la Fracción IV se sancionará por tirar basura en lugares no autorizados. La multa es el equivalente de 11 a 20 días de salario mínimo (el salario mínimo en el D.F es de $59.82 por día, multiplicado por 20 días es igual a multa de  $1,196.40) o arresto de 13 a 24 horas, la pregunta es ¿se llegarán a aplicar de manera regular alguna de estas sanciones?
A Singapur, la llaman The Fine City (la ciudad de las multas), aunque también la mencionan como “la  cómoda ciudad para descansar del caos de otras ciudades asiáticas” y ¿por qué viene esto a colación?, porque allá hace más de 18 años es una de las muchas prohibiciones el tirar un chicle en la vía pública, la multa es de 500 Euros, sí, leíste bien 500 Euros ($8,315.00 pesos considerando el tipo de cambio de $16.63 pesos por 1 Euro), y si reincides, por ejemplo, en tirar papeles en la calle 9,550 Euros, y una orden de trabajo correctivo como limpiar calles o playas llevando un uniforme brillante y con la presencia a veces de los medios de comunicación para añadir la humillación pública al castigo. 
Me parece que sería exagerado, y además erróneo copiar lo rigurosas que son las multas  y prohibiciones a los ciudadanos en Singapur, sin embargo, sí sería conveniente que los ciudadanos mexicanos se concienticen en relación a este tema y a muchos más con campañas educativas  de corto y largo plazo por parte del Gobierno de la Ciudad, e incluso a nivel nacional. Es necesario, y urgente que se difunda la existencia de la Ley de Cultura Cívica y leyes similares de los estados, también que se apliquen las leyes, y que por lo tanto, las sanciones se lleven a cabo, de otra manera, seguiremos viviendo en un México de mentiritas.

jueves, 13 de enero de 2011

El cine y la arquitectura

A fines del año anterior se estrenó en las salas de cine de nuestro país TRON: Legacy, una película bastante gris en cuanto a su argumento, pero con una particularidad que la hace interesante a nuestros ojos, el director Joseph Kosinski (quien también funge como director de arte) es arquitecto de profesión, lo que se traduce en una cinta muy atractiva visualmente, con escenarios muy trabajados y una concepción del espacio que resulta impresionante.

Esta no es la primera vez que la industria del cine echa mano de los arquitectos para crear sus mundos imaginarios y para mostrar en pantalla las ideas del director en cuanto al contexto en el que se desarrolla la historia, incluso en la cinta Inception (El Origen, 2010) de Cristopher Nolan, en la trama se hace referencia a la necesidad de contar con un arquitecto en el equipo, para crear los mundos dentro de los sueños y que éstos sean lo más cercano a la realidad.
Pero yo creo que la relación entre el cine y la arquitectura va mucho más allá de sólo crear escenarios para las películas, hay una buena cantidad de semejanzas entre ambos oficios, comenzando desde el proceso creativo, pasando por la conceptualización de la idea y su desarrollo, hasta llegar a un producto terminado con el mismo fin, comunicar.
Si se analiza desde el punto de vista del “lenguaje visual”, tanto el cine como la arquitectura son herramientas muy poderosas para dar a conocer una idea, ambas nacen de cero, a partir de un conjunto de necesidades que van tomando forma de acuerdo a un proceso creativo, cuántas veces no hemos visto el “arte conceptual” de una película, que no es más que los bocetos de cómo se pueden ver el contexto y los personajes de una historia.
En la ilustración que sigue, podemos ver como estructuró Cristopher Nolan su complicada premisa de los niveles de sueño que vimos en Inception, al igual que en la arquitectura, el creador tiene la necesidad de darle forma a su idea a través del papel, aterrizar nuestras ideas en croquis es la base del proceso creativo y el desarrollo del proyecto.

De esta manera el concepto de la cinta se va desarrollando y las ideas que el director tiene van tomando forma en la pantalla, es en este punto cuando comienza la responsabilidad de los diseñadores de arte, trabajo que muchas veces es realizado por arquitectos. El director plantea la idea que tiene de los escenarios y el equipo creativo presenta bocetos y maquetas que se irán transformando en las escenas finales de la película.

Los procesos creativos del cine y de la arquitectura son similares, van de la mano y buscan un mismo objetivo, transmitir un mensaje, comunicar una idea y trascender más allá de su espacio–tiempo, pero en ambos oficios, es necesario contar con un concepto, con una idea que se desee comunicar, de lo contrario el resultado en ambos casos es el mismo, una construcción sin sentido y sin carácter o una película sin fondo ni argumento, no importa cuánto dinero se le pueda invertir y cuántos adornos se le pongan, un mal proyecto seguirá siendo malo aunque se haga “inteligente”, se automatice y se forre de aluminio y cristal, de la misma manera una película sin idea ni guión seguirá siendo mala, no importando que esté en 3D y actúen Al Pacino y Robert De Niro.